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LOS PELIGROS DE LA DESHIDRATACIÓN
El balance entre la ingesta de líquidos y las pérdidas tiene gran importancia. Los cuadros de deshidratación aparecen cuando la excreción de líquidos excede al consumo, y constituyen un grave problema de salud. Los líquidos son eliminados a través de la piel al transpirar, a través de los pulmones y de los riñones. Todos podemos ser víctimas de un cuadro de deshidratación, sin embargo existe un grupo de riesgo conformado por: · Lactantes: se recomienda la lactancia materna y respetar las proporciones de agua y leche en la preparación del biberón. · Niños: necesitan proporcionalmente más aporte de líquidos que los adultos y tienen mayor riesgo de deshidratación · Ancianos: tienen disminución de la sensación de sed: para evitar su deshidratación es mejor ofrecer bebidas en pequeñas cantidades que insistir en la ingesta de grandes volúmenes de líquidos. · Deportistas: Es conveniente hidratarse antes, durante y después de realizar ejercicio físico, y evitar practicarlo en los momentos del día de mayor calor · Embarazadas: En el embarazo la evolución y el desarrollo del feto están influenciados por un correcto aporte de líquidos. Una buena hidratación alivia el estreñimiento y previene las infecciones urinarias. · Mujeres en períodos de lactancia: La leche materna contiene un 90% de agua, por lo que una madre lactante debe ingerir entre 8 y 14 vasos al día. No son recomendables las bebidas alcohólicas para evitar la deshidratación e incluso pueden llegar a provocarla. En caso de comidas copiosas, se requiere un aporte suplementario de líquidos.
Los síntomas de deshidratación incluyen: · Fatiga · Sed intensa · Labios y lengua resecos · Aumento de la frecuencia cardíaca y de la respiración · Mareo · Confusión · Orina oscura · Calambre muscular al hacer ejercicio · Náuseas y dolor de cabeza
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